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8 de julio de 2024

Obispo Dante Braida: “Somos un pueblo de Tinkunaco”

Pidió fortalecer la vida comunitaria y la pertenencia a la Iglesia, “viviendo y confiando en esos principios y valores”, tras la procesión de San Nicolás, desarrollada en la tarde del domingo.

Nuevamente una multitud se congregó para renovar su fe en San Nicolás, el santo tutelar de los riojanos. Concluyeron las Fiestas de Invierno del Santo Patrono y contó con la participación de los decanatos de toda la Diócesis, puesto que se realizó el acto central por sus 90 años. En una misa concelebrada por todos los sacerdotes y la visita de obispo de otras provincias, entre ellos el querido Monseñor Enrique Martínez, que tuvo palabras de agradecimiento para todos los riojanos.

Como es tradición desde 1995, estuvo presente la Virgen del Valle, que se sumó con las Imágenes que llegaron de todo el interior provincial, en un emotivo momento de esta celebración.

En su homilía, el obispo Dante Braida pidió fortalecer la vida comunitaria y la pertenencia a la Iglesia, “viviendo y confiando en esos principios y valores que fueron construyendo nuestra vida e historia”. Resaltó la búsqueda de espacios de diálogo que ayuden a los consensos y el bien común.

“Gracias por estar reunidos en esta Jornada para celebrar la vida y agradecer profundamente a Dios por llamarnos a ser parte de su Iglesia en este tiempo y participar de su misión evangelizadora. Con alegría y muchas expresiones de fe celebramos esta jornada en este año jubilar que vivimos bajo lema “90 años de fe, esperanza y misión”. Llegados de todos los rincones de la diócesis hoy DAMOS GRACIAS por el camino recorrido y por ser miembros de una Iglesia que busca renovarse desde una amistad más profunda con el Señor y desde el espíritu sinodal misionero. Estamos concluyendo un hermoso Tinkunaco de imágenes representativas de las distintas zonas de nuestra diócesis y un Tinkunaco de comunidades. Como Pedro en el Monte de la transfiguración podemos decir: “Señor qué bien estamos aquí”, dijo el obispo Dante Braida, en torno a esta gran celebración.

“Durante este Tinkunaco de hoy pudimos apreciar algo de la vida de nuestras regiones o decanatos, cada una con sus riquezas y particularidades. Las imágenes que nos acompañan, con las que hemos caminado juntos expresan nuestra misma fe. Una fe centrada en Cristo, reflejada en las imágenes de El Señor de la Peña, del Niño de Hualco, de la Cruz de los mártires de Chamical. Una fe testimoniada por las diversas advocaciones Marianas, como ser la Virgen del Rosario, del Valle, de la Merced, del Carmen. Una fe manifestada en Santa Rita, San Blas y San Expedito, en San Nicolás y San Francisco Solano y también de un modo elocuente y cercano en nuestros beatos mártires: Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao”, agregó.

“Todos somos miembros vivos de esta querida diócesis de La Rioja, creada el 20 de abril de 1934 por el Papa Pio XI. Diócesis que hoy cuenta con 32 parroquias organizadas en 5 decanatos y con numerosas instituciones pastorales que le dan vida. Nuestras parroquias, comunidades, equipos pastorales y movimientos eclesiales están trabajando este año para escribir su historia valorizando los momentos más significativos, las personas que fueron forjando su caminar, las devociones propias y las circunstancias sociales que la han marcado. Confiamos que esta tarea nos ayude a apreciar el camino recorrido para tomar más conciencia de nuestras raíces y asumir de un modo realista y comprometido nuestra misión en la actualidad y caminar con esperanza hacia adelante, respondiendo siempre al envío de Jesús, nuestro buen Pastor resucitado, que a cada instante a todos nos dice: "Vayan por todo el mundo y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, destacó.

“Vivimos este aniversario en la Iglesia guiada hoy por el papa Francisco, oriundo de nuestra tierra Argentina, quien visitara La Rioja en varias ocasiones. De muchas maneras él nos impulsa a ser parte de la misión de la Iglesia, con compromiso y decisión, con corresponsabilidad y alegría. Nos dice en su primera exhortación al iniciar su servicio como Papa: “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar… Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo.”, acotó.

“Por eso, queridos hermanos y hermanas, agradecemos a tantos laicos que viven su misión en las responsabilidades de cada día y los alentamos a ser auténticos misioneros trabajando por una sociedad más justa e inclusiva, donde cada uno de sus integrantes pueda nacer y crecer dignamente con todo lo necesario para su desarrollo. Llevando adelante la vida de sus familias, profesiones y oficios, sus compromisos cotidianos hacen crecer el Reino de Dios transformando las realidades”,

También tuvo palabras de agradecimiento a los sacerdotes, “que en cada una de sus responsabilidades entregan su vida para que la Palabra de Dios llegue a todos y con su pastoreo abnegado buscan acercarse particularmente a los más alejados y postergados. Los alentamos a ‘reavivar el don recibido’4 el día de la ordenación y a ser verdaderos testimonios de la alegría del Evangelio. Junto a ellos agradecemos a los diáconos que, desde su propia vocación, alimentan en toda la Iglesia el espíritu de servicio”.

“Agradecemos a la Vida Consagrada que, con sus diferentes carismas, enriquecen y embellecen la vida diocesana. No se cansen de abrir nuevos caminos y de vivir profundamente la comunión con la iglesia diocesana. Caminando juntos la obra evangelizadora se lleva adelante con más eficacia y podemos testimoniar con más claridad la caridad del Evangelio”, ahondó.


Tiempos de crisis
También analizó el contexto anual, que lo adjetivizó como “de crisis donde nos cuesta ver claramente el futuro o proyectar a largo plazo. Por eso es tiempo de estar atentos y mantenernos arraigados en el Evangelio, fortaleciendo la vida comunitaria y la pertenencia a la Iglesia, viviendo y confiando en esos principios y valores que fueron construyendo nuestra vida y nuestra historia, buscando y sosteniendo espacios de diálogo que nos ayuden a llegar a consensos que permitan buscar el bien común, el bien de cada integrante de la sociedad particularmente de los más pobres”.

“Es un tiempo para agudizar nuestra capacidad de escucha, escucharnos atentamente. Escuchar para comprender y buscar juntos nuevos modos de acompañar las realidades humanas concretas que encontramos. Escucha que debe ir acompañada de una actitud permanente de DIÁLOGO concreto. Cuánto nos enseña sobre esto nuestro beato Enrique y su propuesta pastoral”, detalló.

“Escuchar al mismo tiempo al Evangelio y al Pueblo. Pero siempre el punto de partida es la escucha atenta para la que tenemos que ejercitarnos constantemente. Con estas actitudes y una disposición a la participación corresponsable y sinodal de todos podremos renovar la vida y misión de la Iglesia. Al mismo tiempo la democracia que queremos que se consolide y crezca necesita de esta participación responsable de cada ciudadano en cada barrio, en la zona rural y en todas las localidades de cada departamento. Un ciudadano cristiano está llamado a participar activamente de instituciones que dan vida a la sociedad y buscar siempre mejorarlas, hacerlas crecer”, profundizó.

Informó sobre las líneas pastorales para estos tiempos. La primera línea pastoral es: “Alentar una Iglesia en Salida”.

“con ella queremos llegar, con el consuelo y la esperanza del Evangelio a personas alejadas o en situación de riesgo y vulnerabilidad, a los más pobres, débiles y sufrientes”. La segunda línea pastoral consiste en Caminar en Fraternidad, “afianzando el compromiso de ser una Iglesia Sinodal con una permanente actitud de diálogo con Dios y con los demás, entre grupos de la Iglesia y en la sociedad, fomentado la cultura del diálogo entre todos los sectores… Esto implica también propiciar un trabajo en redes con las instituciones sociales y los diferentes credos”.

“En este sentido valoramos la importancia del Consejo presbiteral, del Consejo de Pastoral y Económico tanto a nivel diocesano como parroquial. Valoramos la vida de cada decanato con todos sus desafíos y posibilidades”. La tercera línea nos propone “Fortalecer la vida de Oración para profundizar la relación con Dios. Es esencial siempre volver al Señor y recomenzar desde Él. Por eso es necesario organizar y promover tiempos de oración personal y comunitaria, ejercicios espirituales”.

“Querida comunidad diocesana, los invito a profundizar en cada una de las Líneas Pastorales y aterrizarlas en cada una de nuestras realidades. Será un modo claro y concreto de caminar juntos, así podremos ayudarnos mutuamente, y dar mayor vitalidad a nuestra misión. Caminemos, caminemos siempre juntos poniendo toda nuestra confianza y esperanza en Dios, el Dios del Amor y de la Vida”, finalizó.

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